Se piden requisitos a veces descabellados e ingresos muy altos o en su defecto, cuotas altamente desproporcionadas a los ingresos del trabajador, y en el caso de obtenerlo, acabará devolviendo más del doble del monto solicitado al prestamista.
Casos muy cotidianos son el de poder obtener un préstamo de menor valor y acercarse a las ya conocidas “casas prefabricadas” pero luego surge el otro problema: no tener un terreno donde “plantarla”, o al revés, hacerse un terreno propio, pero luego a la hora de construir demandara años de construcción e inversión, por lo que todo vuelve al comienzo de la historia y se termina optando por un alquiler, en el caso de necesitar el techo inmediato...
Allí es donde comienza la segunda parte de la historia, a la hora de alquilar: los requisitos, es decir garantía propietaria (que de no tener un amigo o conocido, complica todo nuevamente) sumado a la cantidad de meses que suelen pedirse como adelanto o depósito (no menos de tres); entonces, haciendo un cálculo bruto, si decimos que un alquiler de un departamento de 2 o 3 ambientes sale entre $2 mil o $2.500, la suma puede ascender a unos $7.500, sólo de primera inversión...
Daré un claro ejemplo: una amiga y su hermana intentan alquilar un departamento de 3 ambientes en el barrio de Caballito, el valor del alquiler será de $2.500 y tendrán un aproximado de $500 de expensas ordinarias. Les han pedido 2 meses de adelanto y uno de depósito; han conseguido una garantía propietaria de parte de un banco, que se obtendrá a través de un préstamo, las suma de inversión inicial asciende a unos $10 mil aproximadamente.
En fin, son los problemas más comunes por los que se debe pasar, para poder tener el tan deseado “techo propio”.
LUCHO LIGUORI
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